lunes, 21 de noviembre de 2011

Políticamente correcto. Sobre los conflictos mineros y la última encuesta.

Durante las últimas semanas, los conflictos en torno a la minería desatados en Andahuaylas, Cajamarca y Áncash han dado muchas carátulas para los diarios y, acorde a las cifras de la última encuesta de Ipsos Apoyo, poco conocimiento real del tema. Y es que, promediando el porcentaje de personas que no conoce respecto a estos tres casos, obtenemos un nada despreciable 34%.Cifra, por lo demás, opacada por la opinión de las personas que sí conocen al respecto.

Si bien las personas al tanto de los conflictos, aproximadamente el 62%, pueden generar una opinión mayoritaria políticamente correcta –en el caso de los tres conflictos, alrededor del 57% cree estar de acuerdo con los motivos de estos–, es por lo menos preocupante que quienes no conozcan sean un tercio de la población. La explicaciones para este escenario pueden ser difusas: cantidad de temas en la semana, fracaso en la labor comunicativa o simple desinterés de algunas (cientos de miles de) personas.

Fuente: La República

Lo que no es tan difuso es uno de los más importantes efectos de una actitud como esta: imaginar un país totalmente distinto al real. Y es que los conflictos de esta índole, recurrentes desde hace ya algunos años, más allá de los resultados y el estado de las cosas a su término, se han vuelto un pequeño microcosmos de la realidad peruana.

Estos conflictos representan de manera precisa a los agentes que intervienen, por decirlo de alguna manera, en los procesos económicos que, curiosamente según algunos de estos agentes, “hacen funcionar al país”. Compañías mineras que no son más inversionistas que Coca-Cola, un Estado objetivamente lento y burócrata, una población a la que se obliga a acceder a nuevas circunstancias de vida –más allá de si les viene bien o no, de si lo prefieren así o no–, y otro sector de la población que observa/se queja/celebra siempre desde atrás. Esta es la lógica de los conflictos mineros, algunos con más charlas y abrazos, otros con más fuego y sangre.


Quino...

Un tercio de la población no conoce sobre esto, ergo, no tiene asumidas estas simples y necesarias estructuras para comprender a l Perú. Con este escenario, solo nos queda esperar que las personas que sí conocen sobre el tema, que son, a mi parecer, una nada tranquilizante mayoría, puedan ser más que políticamente correctos. Ser más que una cifra que, si bien deja una buena impresión de lejos, deja mucho que desear de cerca.