domingo, 10 de abril de 2011

Colegio J.C. Mariátegui (u hogar de mi voto)

Ejerciendo el deber ciudadano.Casi las 3 p.m.¿Ese voto cuenta sólo por uno?Los reyes de la cuadra.Haciendo respetar la ley.El choclo con queso, infaltable.

Finalmente, llegamos al colegio donde, según el DNI, había que votar. Probablemente por la hora, la interminable y quejumbrosa cola que había en otros lugares fue nula en esta oportunidad. Este milagroso hecho dio la oportunidad de hacer la misma pregunta hecha en la UNI a los ya pocos votantes de este mini-escenario de la democracia, caños para quitar la tinta incluidos.

La primera persona en responder la cuestión -la tercera en requerírselo- fue una señora con los ánimos obviamente caldeados por el trajín. Respondió rápidamente: "Si no cómo me iba a enterar? Tenía que enterarme por medio de periódicos", a la vez que intentaba zafarse lo más pronto posible para, como nos percatamos después, comprar un helado Sublime. Luego, y con el mismo nivel de efervescencia que la doña anterior, un señor impuso su caso de manera dictatorial. "No me han influenciado en nada", sentenció.

Después de varias peticiones fallidas, un hombre bastante mayor y muy emocionado con la jornada se ofreció a participar en nuestra electoral charada, a lo que respondió, casi a manera de discurso, "Yo tengo una visión personal, no hay nada qué decir, lo único que queda es la acción. El resto es corrupción".

Y, lamentablemente, esta intervención fue la cereza de este postre, ya que el supervisor flacucho de la ONPE, y la soldado con una metralleta que jamás pensé ver en vivo y en directo, arremetió contra nosotros diciendo que estaba prohibido hacer entrevistas dentro del colegio. Sin conocer a ciencia cierta el reglamento y más por el temor al arma de guerra, nos retiramos sin más qué decir.

Esta microtravesía por esos dos lugares de votación han servido para dejar claras un par de ideas que parecen importantes señalar a lo cole:
  1. Las opiniones de las personas sobre en qué medida son influenciados por la prensa son tan variadas y amplias como la cantidad de encuestadoras y diarios con diferentes y claras posturas. Clara señal de que se trata de una simple influencia mas no de una manipulación a gran escala, como sostienen algunos.
  2. La desconfianza del ciudadano limeño es notable en muchos niveles, tanto con las encuestas como con los candidatos, tanto con lo que dicen los diarios como con la gente que camina junto a él.
Eso sería todo. Nos vemos en la segunda vuelta.

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