domingo, 10 de abril de 2011

La UNI

Con 45 mil electores, la UNI es el local de votación más grande del país.Eso, no más, ya es un chambón.Procesión electoralLa Túpac como en sus mejores épocas.¿Y lo de votar en bici?El rico hígado de a luca.
Haba y choclo para los indecisos.La que se esmeró con su crema volteada.¿Cocinar? ¿Para qué?Cuántos quisieran ingresar así de fácil...El más bravo.Fiesta en la UNI.
La UNI, a set on Flickr.


La Universidad Nacional de Ingeniería (más conocida para el resto de limeños y los eternos postulantes como UNI), con sus 45 mil electores, se ha hecho con el título al mayor centro de votación en todo el país. Y cualquier persona que haya pasado hoy por esta locación no podrá sino asegurarlo de manera dogmática y fehaciente.


No era precisamente la universidad -que, a decir verdad y debido a su tamaño, hacía que mil parecieran cien-, sino, principalmente, era la avenida Túpac Amaru la que tenía que soportar un festín mucho más grande del que tiene lugar día a día, Metropolitano incluido.

Uno de los más grandes y curiosos escenarios fue el extenso puente que comunica una acera con la otra. Puente que, a causa de la afluencia abominable de personas, no contaba con sus clásicos vendedores de libros, exámenes y alguno que otro bocadillo que no llega a durar todo el trayecto. Pero, para la ocasión, sirvió de atmósfera ideal para los votantes con dedo medio manchado que deseaban, ya sea por la instigación de un joven con su grabadora o por el querer expresar su opinión de manera breve y sin decoros, contestar una concisa pregunta: ¿En qué medida han influido los medios (con sus encuestas, sus titulares, sus opiniones, etc.) en SU voto?

Las respuestas fueron variadas, dentro de las dos únicas posibilidades, claro. Para una señora que jalaba a su distraído hijo de la mano, las encuestas definieron su voto final ya que "tenía una duda entre dos candidatos, pero con las encuestas pude dar mi voto seguro". De la misma manera, para otra doña que se notaba no podía esperar llegar a casa, el voto "depende de quién esté arriba en las encuestas para así darle el voto al menos malo".

Por otro lado, la opinión de los varones entrevistados era un poco más que antagónica. "Nadie puede influenciar a nadie. El voto es guiado por la realidad que uno ve en el país", atinó a decir de manera tajante un señor que parecía ofendido con la cuestión. Por otro lado, de manera un poco más pausada, tal vez consecuencia de los muchos años y el sol de la mañana, un viejo de los camina como joven comentó que "el voto es muy personal, me nace dar el voto por la persona que he votado. La prensa no me ha influenciado en nada. Son cosas manejadas, yo he votado por lo que mi conciencia ha dictado, espero no equivocarme".

Quizá con ánimo de marcar la diferencia -o arruinar la estadística hasta ese momento obtenida- una señora, cuyo vehículo esperaba y apuraba con el claxon bajo el puente, dio una declaración tan práctica como lapidaria: "A las encuestas a veces les pagan para que digan algo. Ya no se puede creer en las encuestas". Con esta frase apuró el paso y enrumbó a, probablemente, su casa.

Finalmente, dejamos la emblemática UNI con la reflexión del señor que vende, y eso sin lugar a dudas, los mejores marcianos de fruta de toda la Túpac. Una reflexión que, definitivamente, da qué pensar, "La publicidad influye poco en mi caso, mi decisión está tomada. La política tiene sus cositas, yo ya tengo una preferencia decidida".

Con esta idea en la cabeza, enrumbamos a votar.

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