miércoles, 9 de febrero de 2011

El fin de las charlas inconclusas

Fuente: www.pittsburghlive.com

Durante décadas o, quizá, siglos, uno de los más grandes animadores de charlas ha sido la amena y matemática labor de imaginar lo que sucede en las entrañas de las más altas esferas del poder político, ya sea del medio local o, por decirlo de algún modo, del mundo entero. Y, por intrincado que suene, esta labor va desde el “entonces, maestro, cómo cree que los gringos entran en este nuevo faenón”, que sale a flote durante el cansado viaje a casa en taxi de un domingo por la madrugada, hasta el simple “¿es que nos creen tan cojudos, hermano?”, que surge luego de unas cuantas cervezas.
En la actualidad, probablemente sea el gran país del norte, Estados Unidos, el que más genere esta clase de tertulias. Pero, más allá del grado de cálculo, del tono de voz de los participantes o de la cantidad de horas en cuestión, esta clase de charlas no iban más allá de la suposición, rozaban, en sumo caso, la línea del rumor.


Sin embargo, fue en el último noviembre que, por decirlo de algún modo, algunas de estas discusiones tuvieron por fin el ansiado final. Esto gracias a la divulgación de muchos cables confidenciales, provenientes de diplomáticos del gobierno estadounidense, en el sitio web –y ahora fenómeno mundial– llamado Wikileaks (que, OJO, viene funcionando desde el 2007). Y, más allá de explicar el cómo o porqué específico de este suceso, aún no queda claro un punto que ronda intrínsecamente en toda discusión al respecto: ¿cuán necesario era que se descubriese esta información?
Fue en el año 1898 que Von Bismark, canciller prusiano hasta 1890, murió. Este hábil y calculador político creó una red diplomática internacional basada en acuerdos “secretos” entre los países europeos hegemónicos. Sin entrar muy a fondo, cabe decir que el fin de este sistema, denominado realpolitik, delineó el marco preciso para la Primera Guerra Mundial.

Fuente: El Comercio

Lo que viene sucediendo desde noviembre, si bien no llega al punto de revelar sorpresivos y grandilocuentes acuerdos con potenciales pretensiones bélicas, sí descubre algunas de las superficiales y no tan superficiales caretas de la política diplomática estadounidense. Desde la ridiculizada chismografía del tipo de exámenes psicológicos para una viuda presidente o uso de litio en mandatarios andinos, hasta los datos considerados serios debido a la inclusión de palabras como “misiles” o “Israel”, cada trozo de información posee un valor que escapa a las palabras que lo definen: son la prueba más fehaciente e incuestionable de la época en que vivimos. La realpolitik o cualquier posmoderno intento de esta se ha vuelto, no imposible, sino inimaginable.
Desde el momento en que se creó y puso en uso Internet –con todos sus emails, hackers y starcrafts– se tuvo que haber previsto una situación como esta. Ahora, que el principal afectado sea un gobierno definido por consenso mediático como el más poderoso en la actualidad y dirigido por quien, paradójicamente, introdujo toda esta maquinaria tecnológica al ruedo político, no tiene mucho de coincidencia; pero ese es otro tema.

 Fuente: web-prowler.blogspot.com
En una época en dónde ya casi cada aspecto de nuestras vidas está relacionado –o, en todo caso, puede estarlo– a “este asunto del computador”, como diría mi abuelo, era inconcebible pensar que en algún momento, hasta en las más altas esferas del poder, no pudiera llegarles, si bien no “la hora”, el jalón de orejas del ahora.

P.D.: Mientras escribía/publicaba este post, me fue comunicado el fallecimiento de Etsa Shajaput, alumno de la UARM. Debo decir que este suceso me afecta, creo, de la misma manera que a aquellos que, no conociéndolo tan bien como otros, lo conocimos, si quiera, y pudimos ver cuán buena, dedicada y respetuosa persona era. Y, en cada uno de los que los conocimos, seguirá siéndolo.

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