sábado, 26 de marzo de 2011

Paradojas del oficio


Es que, quizá, el periodismo nunca dejo de ser lo mismo de siempre. Esta es la idea que ronda en cada uno de los breves ensayos de Reflexiones sobre Periodismo, una publicación digital –elaborada y publicada en el sitio web Clases de Periodismo– que tiene por finalidad esbozar las experiencias y novedades del 2010 para conseguir no la sentencia sino, la tendencia que el 2011 deparará para la labor aquella que nació en los bares y cafés y que hoy se ha trasladado a cualquier lugar con señal abierta a Internet.

Un primer punto de quiebre del cual es imposible dejar de hablar –y del que ya referimos algunas líneas en este sitio– es el del fenómeno Wikileaks. Y es que, más allá de las predicciones apocalípticas respecto al periodismo, esta clase de información no es más que data cruda, como lo señala Marco Sifuentes. Datos crudos que, más allá del obvio desnivel que existe entre los prosumidores al momento de digerir cualquier información, necesitan contextualizados y explicados por las personas que, en teoría, tienen las herramientas, físicas e intelectuales, para hacerlo: los periodistas.
Mientras que el Internet es uno de los productos que ha abanderado la Globalización (occidental) y, coincidentemente, fue la principal vía de universalización de los medios de comunicación; es también una de las razones por las que está floreciendo, nuevamente, el periodismo local. Y local a partir de la existencia de un aparato mediático tan mundial y tan amplio y prepotente, que hace que esta florezca de manera natural y necesaria. Es, pues, un reflejo de la necesidad de mirar hacia adentro que se está convirtiendo en realidad a partir de personas que han vivido por mucho tiempo mirándose a partir de los grandes medios.

Fuente: scper.learninglab.com.ar

Finalmente, hay que aceptar que, si bien el uso generalizado de la tecnología ha y seguirá cambiando la perspectiva de cómo adecuar el periodismo a ella, aún la mayoría de la población mundial –y nacional– no tiene un acceso a esta. O por lo menos no de la manera que se esperaría. Y esto es en sí un problema aparte. Tan aparte como el que plantea Rocío Gallegos respecto a la realidad de México, un país que es un macrocosmos de muchos sitios en América Latina, tanto en la situación de la sociedad como en la del periodismo.
Y es curioso que mientras por un lado las grandes inversiones económicas las que hacen posible la investigación y posterior fabricación de numerosos gadgets, que terminan favoreciendo, entre otras cosas, al (buen) periodismo; es también el dinero el que hace despedazar periodistas que, probablemente por un impulso de querer el bienestar social o simplemente de ganarse el pan del día, buscaban la “pepa”.
Es esta, pues, una de las paradojas que sin duda nos acompañará el resto del año –y probablemente por un buen tiempo más: Periodismo-Dinero-Tecnologías.

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